BASES DO XX CERTAME LITERARIO VEDRUNA

1º Poderán participar alumnado de 1º, 2º e 3º ESO 2º O tema non se fará público ata o mesmo día en que se celebre o Certame. 3º Os traballos han de ser orixinais e inéditos, escritos en Lingua Castelá ou en Lingua Galega, en prosa (que poderá adoptar forma de carta, relato curto, conto, ...) ou en verso. 4º Presentaranse manuscritos, con letra perfectamente lexible, en follas de tamaño folio e por unha soa cara. 5º Os traballos realizaranse na propia aula, en folios selados, o día 2 de febreiro, de 9:30 a 11:30 h. 6º Asinaranse cun pseudónimo e irán grampados a un sobre pechado no que figuren os datos do concursante. 7º Valorarase a beleza de forma e a riqueza de contido. 8º O xurado estará composto por profesores do Departamento de Lengua / Lingua e membros da Asociación de Nais e Pais do Colexio (ANPA). 9º A decisión do xurado será dada a coñecer o día 11 de febreiro. 10º O premio poderá ser declarado deserto no caso de que o xurado así o estime, e a decisión será inapelable. 11º Pre...

El daño de las redes sociales a nuestra lengua

La lengua española es una de las  más usadas en Internet, pero esto también puede llegar a  ser perjudicial, sobre todo porque pueden llegar a contagiar errores ortográficos o de expresión. Muchos internautas les dan  un toque personal o divertido a sus reflexiones, pero hay que tener en cuenta que estamos inmersos en una época donde el error gramatical de uno es compartido por otros, una vez los vemos, guardamos esa información instintivamente en la memoria donde el día a día va dejando mella a las costumbres al escribir.




Este artículo de EL PAÍS nos muestra los errores más comunes que las redes sociales han provocado en nuestra lengua:


 Cosas feas que Internet le ha hecho al castellano. 

'A ver' y 'haber'. Los puntos suspensivos. La falta de comas. Cuando parecía que habíamos superado a los SMS, Internet nos trajo estos regalitos.

Hay contenidos en la Red que no son aptos para menores de edad y otros que pueden herir la sensibilidad de la audiencia, pero comienza a resultar imprescindible un tercer tipo de advertencia: aquella que informa al internauta de que está a punto de presenciar la violación sistemática de la ortografía y la gramática castellanas. Un espectáculo snuff nada agradable para estómagos sensibles y cerebros educados con los cuadernillos Rubio, y que, en el caso de profesionales y amantes de la lengua, puede desembocar en patologías que van desde el desprendimiento de retina hasta la autoextracción de los globos oculares.

Dirijamos el dedo acusador hacia nosotros mismos. Internet es así porque nosotros lo hemos hecho así. Y aunque también ha hecho evolucionar la lengua incorporando nuevos términos a nuestro vocabulario (la RAE ya admite tuit: guasap, el siguiente eres tú) y no todos gustan de sodomizar el idioma, lo cierto es que un número cada vez mayor de estas perversiones online empieza a trasladarse al mundo analógico, como asegura Carmen Galán, Catedrática de Lingüística General de la Universidad de Extremadura.

Es la ciudad sin ley gramatical. El imperio del todo vale. El apocalipsis ortográfico. Y estas son sus seis  plagas:

Signos de puntuación negativa. Galán asegura que sus alumnos de la Universidad de Extremadura más que utilizar las comas, las lanzan sobre el texto como quien vierte un puñado de fideos en la sopa. “Es cierto que cuando hablamos no decimos: ‘Te quiero, punto y aparte’. Pero sí hacemos pausas reflexivas que cada vez se reflejan menos en los textos. Puntuar bien es fundamental para entender todo el sentido de las oraciones”, apunta la catedrática. Ya saben: a la pregunta ¿te apetece hacer un Blablacar con Esperanza Aguirre? no es lo mismo responder ‘No aspiro a un compañero mejor’ que ‘No, aspiro a un compañero mejor’. De entre todos los signos de puntuación, el punto y coma es el que está en peligro de extinción extremo, según Galán. Pero, sin que sirva de precedente, no culparemos a Internet de ello.

Pasamos de poner un punto, pero si son tres no hay quien nos pare. Tal cual. Si la excusa para cometer casi todas estas aberraciones es que así ahorramos caracteres, ¿por qué tantos tuits, entradas de Facebook y mensajes están plagados de puntos suspensivos como si una epidemia de varicela hubiese inundado la Red? “Se supone que los mensajes se transmiten entre gente conocida con la que compartes ciertos presupuestos y códigos, así que tienden a ser más emotivos que descriptivos. En ellos predomina el contenido afectivo y se emplean mucho los puntos suspensivos para cerrar una secuencia sin acabar, porque sabemos que la otra persona es capaz de completarla”, trata de argumentar Galán.

Interrogación interrumpida. La catedrática Carmen Galán no cree que el hecho de que la práctica desaparición de los signos iniciales de interrogación y exclamación se deba únicamente a la influencia anglosajona. En su opinión, se trata de otra cuestión de vagancia. Aunque tiene poco sentido mostrarnos tan rácanos al principio de una frase, cuando pocas veces bajamos de los tres signos al final de la misma. “Solo se ponen al final y están empezando a cambiar de función. La exclamación se utiliza fundamentalmente para marcar el énfasis”. Si existe una petición en Change.org para que se erija una estatua a Rosendo en Carabanchel, ¿no merecen el ¡ y el ¿ una campaña para evitar su muerte?

A-K-Báramos: Si lo piensan bien, como invita a hacer Galán, no tiene mucho sentido. “Es cierto que cuando aparecieron los SMS tenía su lógica abreviar las palabras porque se pagaba por caracteres. Y puede entenderse, incluso, que en Twitter, a veces, necesitemos rascar dos letras. Pero, ¿por qué k? Que no empieza por k y la ksuena ka no ke”. ¿Es un acto de rebeldía? ¿Una reivindicación anarquista, punk? En el teclado de los móviles y de los ordenadores, la q es la primera letra de todas (si seguimos el orden tradicional, derecha-izquierda, arriba-abajo). Solo existe un misterio más inexplicable que el de la k: ¿por qué no existe un emoticono que reproduzca el gesto de vomitar?

Bomba H. “En esa urgencia que nos hemos autoimpuesto por comunicar constantemente todo lo que nos sucede, hemos terminado aceptando la siguiente excusa: como me van a entender igual, puedo escribir como me dé la gana. Además como el castellano tiene la ventaja de que puede leerse fonéticamente y las h son mudas ¿Para qué las necesito?” ¿Y para qué necesitamos el por favor y el gracias? ¿Y el hola? ¿De verdad suprimir las h supone un ahorro energético tan relevante en nuestras vidas? ¿El tiempo que empleamos en teclear esta letra nos daría para aprender un nuevo idioma, conseguir unos abdominales como los de Ronaldo o sacarnos el carné de conducir? ¿En un mundo sin h seríamos más listos y más guapos (y ya no necesitaríamos el transporte público)?

A ver ese haber. El número de tuits en los que alguien escribe a ver cuando en realidad se refiere al sinónimo del verbo existir resulta espeluznante. Prueben a hacer la búsqueda. “Es cierto que, en muchos casos y desgraciadamente, pueden ser faltas de ortografía inintencionadas. Pero hemos aceptado que en las redes sociales se escribe como se habla: a ver y haber suenan igual, así que no nos importa cómo se escriban porque es el contexto del mensaje el que determina si nos referimos a mirar o existir, y así lo van a interpretar nuestros interlocutores. Lo mismo está sucediendo con porqué o por qué y haya o halla o allá”, señala Galán.

                                                                          Carmen Mañana,   El País, 24 septiembre 2014